Los que oyeron la voz de Frida Sofía

Los rescatistas de México sí la escucharon. Escucharon la voz de Frida Sofía pidiendo agua, diciendo que estaba cansada, contando que se encontraba en un espacio minúsculo y que podía sentir otros cuerpos a su lado bajo los escombros de su colegio.

Se ha criticado mucho el show mediático que se creó  entorno a la falsa noticia de la niña Frida Sofía. Se ha criticado muchísimo a Televisa por alimentar una noticia falsa, a la Marina por confirmarla y al gobierno mexicano por una malísima gestión de la información en tiempos de crisis. Unos han tratado de justificarse y otros han buscado culpables. Porque Frida Sofía nunca existió.

“Una historia inventada”, “Una vergüenza”, “El engaño de Frida Sofía”, “La frustrante invención de Frida Sofía”. Son algunos de los titulares con los que se abordó la noticia el pasado 21 de septiembre, cuando las autoridades mexicanas confirmaron que la niña que había mantenido en vilo a todo un país durante las últimas horas, en realidad no existía.

¿Por qué no iban a creer a un rescatista que aseguraba haber escuchado a la niña? No había motivos para pensar que era mentira, por eso todos los allí presentes lo creyeron. El hecho de que esa información se hiciera más y más grande, casi un espectáculo, ya es otro asunto. Pero yo sólo me quiero centrar en cómo se ha tratado la información una vez que se confirmó que Frida Sofía nunca  existió.

No hacía falta criticar, ni acusar a nadie. Sólo hacía falta preguntar a algún experto para entender lo que pasó, porque la explicación es muy sencilla y nada tiene que ver con teorías conspiratorias ni con el interés por hacer espectáculo. Bajo los escombros del colegio Enrique Rébsamen no había agenda oculta, no. Y si nos hubiéramos molestado en tratar de explicar lo que pasó en esas ruinas, igual hubiéramos titulado de otra forma. Igual hubiéramos aprendido algo sobre cómo el ser humano oye, ve y siente.

Imagínate que haces una entrevista de trabajo y al salir te dicen que estés pendiente del móvil esa tarde porque entre las 17:00 y las 18:00 te van a llamar para decirte si te han seleccionado o no. Ten por seguro que en el transcurso de esa hora vas a oír el teléfono sonar muchas veces. No es que te vaya  a parecer que lo oyes, no. Es que lo oyes tal cual.  Es curioso ¿verdad? Porque además piensa otra cosa: hay otras muchas veces que tienes el móvil al lado y estás tan centrado en otra actividad (lectura, una conversación, un programa de televisión) que ya te puede sonar y sonar  que tú no lo oyes, sencillamente porque no esperas que nadie te llame.

Esto que nos pasa es un fenómeno totalmente normal. Coloquialmente podemos conocerlo como el poder de las expectativas, pero técnicamente tiene otro nombre: Predisposiciones perceptivas. Se refiere a que muchas veces, no nos hace falta un estímulo externo como un sonido para oír lo que esperamos oír, ni necesitamos un estímulo externo visual para ver lo que esperamos ver, sencillamente porque muchas veces oímos, vemos y sentimos  en función de nuestro conocimiento y de las ideas preconcebidas que tenemos sobre lo que es posible, lo que encaja con nuestro esquema del  mundo o simplemente lo que deseamos que ocurra.

El estímulo en estos casos existe, claro que existe, pero viene de dentro, y como estímulo que es, estimula nuestros receptores sensoriales, que son las neuronas encargadas de recibir la señal, transformarla y enviarla al cerebro. Nuestro cerebro no distingue si ese sonido viene de fuera o de dentro, porque el fenómeno de la percepción no tiene lugar en el ojo, ni en el oído ni en la piel, tiene lugar  en el cerebro.

Los rescatistas de México querían con todas sus fuerzas  que Frida Sofía estuviera viva. Por eso la oyeron aunque ni siquiera existía. Jamás mintieron. Jamás inventaron nada. Jamás quisieron engañar a nadie.  Sólo oyeron lo que encajaba con su mundo, lo que deseaban oír. No hay culpables en esta historia, sólo explicaciones. Explicaciones que por desgracia nadie se molestó en investigar.

 

Aldara Martitegui

 

 

Add A Comment