Riesgos de exponer la vida de nuestros hijos
La verdad es que no me gusta ver fotos ni vídeos de niños en redes sociales. He tenido esta conversación con algunas amigas muy partidarias del sharenting (compartir la vida de nuestros hijos en redes sociales) y nunca nos ponemos de acuerdo. Quienes publican habitualmente la vida de sus hijos en redes sociales lo hacen con su propio criterio y es muy respetable. En estos casos, me gusta asegurarme de que estos padres saben lo que hacen y los riesgos que eso conlleva. Si ellos lo tienen claro, se acaba la conversación. No seré yo quien diga a ningún padre lo que tiene que hacer o no hacer con sus hijos.
Por eso, este artículo no va dirigido a ellos.
Va dirigidos a quienes tienen dudas, a quienes no tienen un criterio bien formado.
En internet hay millones de artículos publicados sobre los peligros de colgar fotos de nuestros hijos en internet. El contenido es muy similar, van todos en la misma línea alarmista y se basan en estudios como el que se hizo en EEUU en 2010 que revelaba que más del 90% de los niños estadounidenses tienen una identidad en redes sociales antes de cumplir los dos años. En España no hay tantos estudios, pero se estima que un 30 % de los padres sube fotos de sus hijos al menos una vez al día.
De manera que la mayor parte de la literatura existente sobre la exposición de nuestros hijos en redes sociales se refiere principalmente al tema de la seguridad, al de los peligros de esta exposición, dado que las imágenes pueden ser manipuladas por terceras personas y usadas como herramientas de acoso, de extorsión o por pederastas.
Por eso mismo, porque ya hay mucho escrito sobre el tema, este potencial riesgo para la seguridad de nuestros hijos, no es precisamente el argumento que yo pensaba utilizar para defender la NO exposición de menores a las redes sociales.
Yo voy a tocar un asunto mucho menos “visible”, pero igual de importante para la educación de nuestros hijos. Y digo que lo voy a tocar porque sólo voy a poner luz en un tema que probablemente muchos padres ni siquiera se habían planteado.
Si tomamos la costumbre de exponer la vida de nuestros hijos al resto del mundo a través de las redes sociales, debemos tener muy claro que en pocos años serán ellos los que quieran participar de esas acciones. Cuando son bebés ellos no deciden qué foto o video se cuelga, pero más adelante querrán elegir, querrán opinar, y sobre todo, lo más preocupante de este tema, no es sólo que querrán ver los comentarios de los demás, sino que les importarán de verdad y que, en algunos casos, les condicionará y repercutirán en la imagen que tienen de ellos mismos, es decir en su autoconcepto.
A base de vivir expuestos al resto del mundo y de depender de “me gusta”, likes, corazoncitos, seguidores, etc. nuestros hijos se convertirán en adolescentes con muchas probabilidades de que su autoconcepto dependa exageradamente de referencias externas, es decir, de lo que digan los demás sobre ellos.
Como formadora en Inteligencia Emocional de padres, me he encontrado decenas de casos de progenitores preocupados por la autoestima de sus hijos. Normal
¿Cómo puedo hacer para que mi hijo tenga una autoestima alta? -Preguntan
Está claro que todos queremos esto para nuestros hijos, porque sabemos que una autoestima alta es una garantía de éxito para ellos. La confianza en uno mismo es uno de los mejores regalos que podemos hacer a nuestros hijos. Y esa confianza en uno mismo se construye poco a poco, fomentando sus referencias internas, motivándoles para que aprendan a valorarse a sí mismos basándose en su autoconcepto, no en lo que digan de ellos los demás.
Pues resulta que eso es precisamente lo que fomenta una excesiva exposición en las redes sociales: una dependencia exagerada de lo que los demás piensan de nosotros. El ser humano necesita la aceptación y aprobación de los demás, eso es algo natural siempre que nos lleve a conductas socialmente adaptativas. Pero la realidad es que ya hay miles de casos documentados de personas que mienten en redes sociales, que se inventan nuevas identidades con el único objetivo de gustar a los demás. La fiebre del like ha provocado millones de visitas a los psicólogos en los últimos años. Tenemos un problema.
No pretendo ser catastrofista. Esto no quiere decir que TODOS los niños que son expuestos en redes sociales desde pequeños vayan a tener problemas de autoestima y dificultades para tener referencias internas fuertes en un futuro… pero yo, como madre, desde luego que no voy a correr ese riesgo.
Aldara Martitegui
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