¿De dónde viene la motivación?

Me comentaba el otro día una amiga que está muy desmotivada en el trabajo y que no sabe qué hacer para solucionarlo. Ella tiene su propio negocio, un restaurante heredado de sus padres al que ha dedicado los últimos 20 años de su vida. Está claro que la falta de motivación es uno de los grandes males de nuestro tiempo. Este es un comentario que últimamente oigo mucho:

-Estoy muy desmotivado y no sé qué puedo hacer.

A los que os identifiquéis con esa frase espero poder ayudaros con este post.

Lo primero es saber qué es exactamente la motivación. A mí me gusta definirla como un proceso que nace de un objetivo a lograr o una necesidad a satisfacer y nos impulsa a realizar y mantener una conducta determinada.

Como veis, en la definición está la respuesta a la pregunta de ¿qué puedo hacer para motivarme? Lo he puesto en negrita: objetivo a lograr.

Esa es la pregunta que suelo hacer cuando alguien me comenta que está desmotivado.

-¿Qué es lo que quieres conseguir? ¿cuál es tu objetivo?

-Ay pues no sé, tener más energía, ganas de hacer cosas diferentes…

-Ya pero ¿para qué?

-Pues para ilusionarme de nuevo ( con mi trabajo, mi pareja etc…)

En fin, que con las ideas así de imprecisas (queremos motivarnos pero no sabemos muy bien para qué) no me extraña que haya tanta desmotivación por ahí suelta.

La palabra motivación tiene que ir acompañada siempre de un “para qué”, de un objetivo; necesitamos tener una meta en el horizonte para mover ficha, si no la tenemos os aseguro que no hay quien nos saque de nuestra zona de confort.

Por eso a todos los que os sentís desmotivados os invito a que os hagáis la siguiente pregunta:

-¿Qué quiero conseguir?

Es mi teoría sobre la epidemia de desmotivación que nos invade. Lo que nos hace falta no es aprender a motivarnos sino aprender a ponernos objetivos…y no es tan fácil como parece a primera vista.

Me encanta este ejemplo, creo que lo ponemos siempre todos los coaches.

-Quiero adelgazar

Nooooo, ese no me sirve, es inútil, ¿adelgazar cuántos kilos?, ¿en cuánto tiempo? ¿cómo lo vas a hacer? Vamos que es como montarte en un taxi y decirle al conductor   que quieres ir hacia el norte. ¿con qué cara creéis que se queda el taxista? Pues para tu cerebro un quiero adelgazar es exactamente lo mismo, igual de impreciso.

Es igual de importante el enunciado de tu objetivo (cómo lo dices) que el objetivo en sí mismo. Por eso, es bueno que tengas en cuenta lo siguiente cuando vayas a marcarte un objetivo.

-Hazlo siempre en positivo, por ejemplo “quiero tener una buena relación con mi pareja” mejor que “no quiero discutir con mi pareja”.

-Que ese objetivo dependa sólo de ti, es decir, que lo que puedas hacer para alcanzarlo esté bajo tu control. No valdría por ejemplo un “quiero que mi hijo apruebe la Selectividad”.

– Que sea específico. Volvemos al ejemplo de adelgazar. ¿cuántos kilos? ¿en cuánto tiempo?

-Debe ser un objetivo alcanzable, y si es muy grande divídelo en sub- objetivos. Y debe tener una dirección ¿para qué lo quiero conseguir? ¿qué beneficios obtendré?

-Es buenísimo que tengas una manera de saber que lo has conseguido. Para eso hazte la pregunta de ¿cómo sabré que lo he conseguido? ¿cómo me sentiré cuando lo haya conseguido?

– También es conveniente que te preguntes qué recursos tienes para conseguirlo y qué obstáculos te puedes encontrar en el camino. Cuantos más detalles mejor, si puedes especificar cómo los podrás superar mucho mejor.

-Por último, pregúntate sobre los efectos que tendrá en tu vida y en las vidas de las demás personas implicadas (tu familia, amigos, compañeros de trabajo…) el hecho de que alcances tu objetivo.

Si cumples todo esto tendrás un objetivo perfecto…pero lo mejor de todo es que ya tendrás la mitad del esfuerzo que necesitas para motivarte. ¡Pruébalo! Prometo contarte más adelante cómo conseguir la otra mitad.

 

Aldara Martitegui

 

 

 

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