Sobre móviles, adolescentes y autoestima

Tuve la suerte de entrevistar hace unos días a un prestigioso psicólogo, Antonio Cano, presidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y  el Estrés. La entrevista era sobre su especialidad, en concreto sobre el estrés generado por el uso excesivo de las tecnologías. La parte más peculiar de hacer entrevistas para un reportaje de televisión es que de una conversación de unos 40 minutos, sólo sale en emisión un pequeño fragmento, que viene a ser un 5 por ciento de todo el  material.

Por eso, hoy quería compartir aquí un tema muy interesante del  que hablé con Antonio Cano pero que me fue imposible incluir en la entrevista editada: la necesidad de administrar adecuadamente el tiempo que nuestros hijos dedican al móvil desde el primer momento en que el aparatito entra en casa.

O sea que si tus hijos todavía no tienen móvil, o si estás a punto de comprarles el primero, estas reflexiones te van a interesar mucho.

Porque es importantísimo poner las reglas de uso del móvil, antes de que el móvil llegue a casa. Una vez que has permitido a tus hijos ciertas conductas con él, es muy difícil volver atrás.

Hay un comportamiento muy típico en los adolescentes: encerrarse en su habitación. Aunque a muchos padres nos inquieta, en el fondo sabemos que no tiene por qué ser algo malo. De hecho, es probable que casi todos nosotros, en mayor o menos medida, también lo hiciéramos en esa etapa tan convulsa de nuestra vida.

No sé quién sería yo ahora mismo sin las decenas de horas que pasé en mi adolescencia y juventud encerrada en mi cuarto escuchando Héroes del Silencio, leyendo poemas de Jim Morrison, escribiendo mis reflexiones después de hincharme a llorar leyendo a Sábato. Esos momentos de introspección me hicieron ser la que soy hoy día. No tengo ninguna duda. Esos momentos de soledad abrieron una vía de comunicación conmigo misma que me permitió conocerme bastante en profundidad, decepcionarme a veces, retarme , aprender de mis errores, sacar fuerzas de donde no sabía que las tenía, comprometerme y motivarme para luchar por aquello en lo que creía.  Esos ratos de soledad fueron sin lugar a dudas uno de los mejores regalos que me dio la adolescencia. Porque conocerme a mí misma me permitió dar un paso fundamental: formarme un autoconcepto bastante realista que a su vez me permitió aceptarme y quererme tal y como era, como soy; con mis fortalezas y mis debilidades.

Ese autoconcepto y esa aceptación de mí misma fueron los cimientos sobre los que pude empezar a construir una autoestima alta.

Seguro que muchos habéis oído por mil sitios lo importante que es la autoestima en la adolescencia: una fase del desarrollo en la que construimos nuestra identidad, en la que somos sumamente influenciables. Porque cambian muchas cosas. Dentro y fuera de nosotros. Cambia nuestro cuerpo, nuestros intereses, cambian nuestros amigos, nuestra manera de relacionarnos con los demás…

Pero este no pretende ser un post sobre la adolescencia, sólo quería poner el foco en una conducta típica de los adolescentes, como es la de permanecer mucho tiempo encerrados en su habitación, sin querer relacionarse con el resto de la familia.

Sin embargo, las cosas han cambiado mucho en los últimos años… ¿Sabéis lo que hace la mayoría de los adolescentes de ahora durante esos ratos de soledad?

De introspección, nada de nada…o en todo caso, muy poquito.

Lo más habitual es que permanezcan tumbados en la cama durante horas, con el móvil entre las manos, chateando con sus amigos.

Muchos de ellos ya ni siquiera quieren salir a la calle.

-“Antes, castigaba a mi hija sin salir con sus amigos y ahora me tengo que pelear con ella para que salga a la calle a que le dé un poco el aire”, -Me contaba un amigo.-“Está todo el rato con el móvil hablando con sus amigos”.

Por eso, cuando escuché esta frase de mi amigo,  en mi cabeza se conectaron varias ideas. Por eso,  tras la entrevista del otro día, le pregunté al psicólogo  Antonio Cano qué le parecería que una de las reglas de uso del móvil en casa,  cuando mis hijas lo tengan, fuera  la de: “el móvil sólo se usa en las zonas comunes”.

-“Buenísima”,- me dijo.

Y con un lenguaje algo más técnico que el mío, vino a decir lo mismo que os contaba yo del autoconcepto y la importancia de favorecer esos momentos de introspección a nuestros hijos,  porque la autoestima se construye sobre un autoconcepto realista.

Por eso quería compartir esa recomendación. Si tus hijos tienen ya la costumbre de pasar horas encerrados en su cuarto con el móvil, poniendo su atención en lo que pasa fuera y no en lo que pasa dentro, va a ser difícil cambiar las reglas del juego. Pero si todavía no lo tienen, o si estás pensando en comprarle un móvil próximamente, dale una pensada a esta recomendación.

No le quites a tu hijo la posibilidad de pasar tiempo consigo mismo, de conocerse, de formarse un autoconcepto realista, de aceptarse como es, de quererse con sus fortalezas y también con sus debilidades. No le quites a tu hijo esos momentos de introspección tan importante en la adolescencia que le ayudarán a definir su propia identidad sobre una autoestima alta. “Prohibirles” el uso del móvil en su habitación no es una estrategia de control. Es el mejor regalo que le puedes hacer a tu hijo.

 

 

Aldara Martitegui

 

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