El juego de “volver a empezar”

Llevo ya algún tiempo (un poco más de un año) poniendo en práctica una técnica educativa con mis hijas que me está funcionando bastante bien. Desde el principio supe que iba a ser muy efectiva, pero no quería compartirla hasta no tenerla un poco más documentada.

Yo la llamo el juego de “volver a empezar” y es muy sencilla e intuitiva (seguro que muchos padres ya lo habéis puesto en práctica alguna vez sin saberlo).

Pero lo mejor va a ser que lo explique con un ejemplo:

Imaginemos un pequeño conflicto entre hermanos. El mayor está sentado en su escritorio, haciendo los deberes, cuando el pequeño entra en su habitación, aporreando un piano de juguete del que salen melodías infantiles a un volumen insoportable.

La reacción del hermano mayor es bastante previsible: se levanta de su silla muy enfadado, le pega un grito a su hermano pequeño, le echa de la habitación de malas maneras y cierra la puerta de un portazo mientras suelta sapos y culebras por la boca.

La reacción del pequeño, también es muy previsible: se pone a llorar y va corriendo a donde están sus padres en busca de consuelo y de que ellos “arreglen” la situación. Porque lo que ese niño quiere en ese momento es poder tocar el piano en el cuarto de su hermano mayor. En ese momento, ese niño está tan enfadado, que va a ser muy difícil sacarle de ahí. Digamos que está secuestrado emocionalmente. Así es como Daniel Goleman, padre de la Inteligencia Emocional, llama a ese momento en el que nuestras emociones dominan nuestra razón. Y en los niños, que son pura emoción, es un estado habitual.

Por lo tanto, si ese niño fuera nuestro hijo, sabríamos lo difícil que iba a ser hacerle razonar y entender que  su hermano mayor tiene que estudiar y que no se le puede molestar.  Porque esa es otra: a los llantos y gritos del pequeño, hay que sumar que el  mayor se ha descentrado y sale de la habitación diciendo que está harto, y que NUNCA puede estudiar tranquilo porque SIEMPRE le está molestando TODO EL MUNDO (también ahí hay un secuestro emocional).

Para mí, esta sería una situación estupenda para poner en práctica la técnica de “volver a empezar”. Es verdad que hay otras maneras de atajar el conflicto de manera rápida,  pero “volver a empezar” tiene un toque especial, como mágico.

Y la magia empieza justo cuando tú te pones muy seria, les miras atentamente  a los ojos y les rompes ese estado diciendo algo así como:

-Silencio chicos… que vamos a jugar al juego de “volver a empezar”.

Como veis, es muy importante el factor sorpresa. Por eso no conviene abusar de esta técnica. Tengo comprobado que sólo funciona cuando realmente no se lo esperan.

El juego propiamente dicho, consiste en hacer una pequeña obra de teatro en la que cada actor (en este caso, cada niño)  se va a representar a sí mismo en exactamente la misma escena que provocó el conflicto.

Tú vas a hacer de director artístico y vas a ayudarles a reescribir el guión, por ejemplo preguntando al pequeño: ¿de qué otra manera menos molesta podrías haber entrado en la habitación de tu hermano?

Y luego preguntando al mayor ¿de qué otra manera más amable podrías haberle dicho a tu hermano que saliera del cuarto porque te estaba molestando? Ahí conviene dejar que ellos imaginen otro comportamiento más adecuado, para que se den cuenta de que si son capaces de imaginarlo, es porque son capaces de hacerlo. Tu función es sencillamente la de  hacerles sugerencias y darles ideas si ves que no se les ocurre nada.

Así, poco a poco, entre todos, vamos “escribiendo” y ensayando los nuevos papeles. Cuando cada uno tenga claro el suyo, comenzamos la nueva representación. Sólo hay una condición en este juego: es importantísimo mantener el mismo escenario y las mismas posiciones de la escena original. En este caso, el mayor estaría sentado en su escritorio, y el pequeño entraría en la habitación y se colocaría en el centro del cuarto. Esto se llama psicogeografía y se refiere a la influencia no verbal que ejerce sobre nosotros nuestra posición en el espacio geográfico. En este caso, respetar la psicogeografía de la escena inicial va ayudar a esos niños a identificarse e integrar de manera más rápida y directa las nuevas conductas que han ensayado y que están “representando”.

Supongo que con esta explicación ya te habrás dado cuenta del inmenso valor que tiene la técnica de “volver a empezar”. La nueva obra de teatro es una gran lección para ellos. Es la constatación de que las cosas se pueden hacer y decir de otra manera más respetuosa y amable y de que, si quieren, ellos son capaces de hacerlo, porque saben hacerlo (ahí tienen la mejor prueba).

Además aprenderán que  esa “otra manera” de hacer las cosas nos lleva siempre a mejores resultados, ya que evitamos conflictos, discusiones y enfados. Y como lo hacemos jugando, “volver a empezar” es un gran facilitador emocional, porque tiene el poder de romper un estado negativo (enfado) y transformarlo en otro positivo (diversión).

Y una última cosa… esta técnica funciona también en conflictos y discusiones entre niños y adultos…porque nunca es tarde para aprender. Y de verdad, que se aprende mucho.

 

Aldara Martitegui

 

 

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