Daños colaterales de la cultura del esfuerzo

La mayoría hemos crecido con el “sin esfuerzo no se consigue nada” bajo la piel. Es una creencia compartida por casi una generación entera, es decir, un paradigma. Esfuerzo es sinónimo de sacrificio, sufrimiento, privación, incluso dolor. Nuestro sistema educativo nos lo ha machacado desde bien pequeños, “tienes que esforzarte si quieres sacar buenas notas” “tienes que esforzarte si quieres ser un crack jugando al fútbol” y así podríamos seguir con mil ejemplos. El resultado sería siempre el mismo: cuando vemos a alguien triunfar, hacer alguna cosa muy bien o dominar una materia, hacemos la lectura automática de que eso que hace o eso que ha conseguido o eso que domina, le ha costado mucho esfuerzo. Lo damos por hecho sencillamente porque vivimos en ese paradigma.

Pero el caso es que yo personalmente conozco a muchas personas, niños y adultos que son muy talentosas en algunas disciplinas como la música, la pintura, el ballet, la gimnasia rítmica, el fútbol etc. Lo hacen genial y aparentemente sin esfuerzo, es como si les saliera de manera natural. No hay dolor ni sufrimiento ni sacrificio sino todo lo contrario, están fluyendo, en estado de flow.

Ese es el estado que describió Mihály Csíkszentmihályi como una experiencia autotélica, es decir, que tiene una finalidad en sí misma. Flow es vivir una experiencia simplemente por el hecho de vivirla. El único objetivo que tiene es el disfrute de vivirla, no esperamos recompensa alguna porque el único beneficio es el hecho de realizarla. Perdemos el foco en nosotros, dejamos de estar pendientes de nuestros límites, de nuestro miedo al fracaso, de nuestro cansancio, porque estamos enfocados en la tarea en sí misma. Seguro que si te paras 5 minutos a pensar encuentras alguna experiencia flow en tu vida; esas veces en las que estas tan concentrado en lo que haces que se te pasa el tiempo volando y te olvidas hasta de comer.

Csíkszentmihályi habla de la importancia de estos estados de flow como fuente de felicidad y yo añado que de esos estados de flow es de donde surgen en muchas ocasiones resultados extraordinarios. Lo que ocurre es que por desgracia esos resultados extraordinarios en nuestro paradigma vigente van a ser interpretados por la mayoría como fruto de un gran esfuerzo.

Y no siempre todo depende de nuestro esfuerzo. Yo misma me he esforzado mucho muchas veces sin obtener los resultados que esperaba. Y por lo mismo, no todos nuestros sueños, retos o deseos tienen por qué costar esfuerzo.

Aquí es en realidad donde quería yo llegar. Me he encontrado con varios casos en mis sesiones de coaching. Personas que hacían este razonamiento:  -Si sin esfuerzo no se consigue lo que uno quiere, doy por hecho que este reto o sueño que quiero conseguir conlleva necesariamente un gran esfuerzo…y como no me quiero esforzar (porque esfuerzo es sinónimo de dolor y sufrimiento) déjame que piense…a ver, casi mejor ni lo voy a intentar.

Y entonces yo pregunto: – ¿y como sabes que te va a costar mucho esfuerzo hacerlo? ¿es que ya lo has intentado?

No es un caso aislado, son ya varios con los que me he topado y me preocupa este efecto secundario de la cultura del esfuerzo. Me pregunto cuántos sueños se habrán quedado en intenciones sólo porque en nuestra cultura hemos puesto a “esfuerzo” la etiqueta de sacrificio. ¿Y si empezamos a pensar que esfuerzo no es sufrimiento y dolor sino sencillamente compromiso, atención y un poco de perseverancia? Quien sabe, igual más de uno llega incluso a experimentar un estado de flow.

 

Aldara Martitegui

 

 

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