De qué va la asertividad

Una persona cercana a mí reformó su cocina hace ya bastante tiempo. El otro día me comentó que no estaba nada contenta con la nevera, porque según sus palabras, en su momento se dejó aconsejar por quien diseñó la cocina y se equivocó totalmente.

–Me di cuenta de que no era la nevera que yo quería en cuanto la trajo el transportista, me dijo.

-¿Y por qué no la cambiaste entonces?, le pregunté.

Este es un resuman de las explicaciones que me dio para no devolverla y cambiarla por otra más adecuada: La diseñadora de la cocina le había recomendado esa nevera. Ella se puso en contacto con un amigo ,directivo de esa marca de electrodomésticos, que le hizo un precio especial, como si se tratara de un familiar.

Cuando se dio cuenta de que la nevera no era la que ella esperaba, se lo comentó a la diseñadora de la cocina y esta le aconsejó que llamara a su amigo ( quien se la había vendido) y la cambiara por otra que se ajustara a sus gustos y preferencias.

Sin embargo a esta amiga  mía le pareció de muy mal gusto llamar a su amigo para decirle que se había “colado” con la nevera y preguntarle si había posibilidad de cambiarla. Le dio vergüenza llamarle y prefirió tragarse una nevera que no quería. Le parecía que era una falta de respeto pedirle que se la cambiaran ya que él le había hecho un favor.

De modo que ahí tenemos a  mi amiga, dos años después, abriendo todas las mañanas una nevera que no le gusta y que encima le costó un dineral.

Muchos de vosotros pensaréis que qué tontería, que seguro que su amigo estaba muy acostumbrado a que sus clientes cambiaran y devolvieran los productos, que con mayor motivo al ser amigo suyo iba a tener menos problemas etc…Pero la realidad, es que esta persona se bloqueó por alguna creencia suya y a día de hoy en su cocina hay una nevera con un congelador enano y que encima no hace hielo.

La asertividad, conocer cómo funciona y saber generar estrategias para ponerla en práctica  sirve para solucionar este tipo de situaciones tan comunes como la que vivió esta persona. ¿Cuántas veces te has visto en una parecida? Con tu hijo, con tu jefe, con tu pareja, con un amigo. Este tipo de conductas no asertivas, son muy comunes y muy dañinas porque a la larga terminan por dañar seriamente nuestra autoestima.

Ser asertivo significa conocer tus derechos y defenderlos, saber lo que quieres, saber cuales son tus verdaderos intereses, respetarte a ti mismo y expresarte de manera firme pero siempre respetuosa con los demás. En el contexto de la asertividad y en contraposición a ella podemos hablar de conductas agresivas y sumisas.

Una conducta agresiva esconde una necesidad de poder, de control. El que la tiene se coloca siempre por encima de los demás, no empatiza, no tiene en cuenta el punto de vista del otro, se siente superior  e intenta imponerse, muchas veces como estrategia inconsciente para tapar sus propias inseguridades.

Una conducta sumisa esconde una necesidad permanente de agradar a los demás aunque ello te obligue a ir contra ti mismo, contra tus derechos e intereses. El que la tiene se ve pequeño frente a los demás. Hablar de sumisión es hablar también de inseguridad y de miedo.

Una conducta asertiva, por el contrario,  implica ponernos al mismo nivel que los demás, vernos de igual a igual. Respetarnos a nosotros mismos y hablar con firmeza y respeto, no imponiendo nuestro criterio, simplemente defendiéndo nuestros intereses de manera objetiva.Se puede ser asertivo y a la vez amable, incluso cariñoso.

La asertividad no es algo con lo que se nace.Es una conducta que todos podemos adoptar si queremos. Se puede aprender a ser asertivo, se pueden incluso entrenar y generar estrategias internas y externas que nos ayuden a serlo…Pero como siempre, para cambiar algo, lo primero que necesitamos es darnos cuenta de qué conductas estamos teniendo. Fíjate, pon atención y verás cómo a veces en determinadas situaciones y con determinadas personas eres agresivo, con otras eres sumiso y con otras eres asertivo. Por lo general vamos cambiando según el contexto. Nadie es puramente agresivo o sumiso o asertivo. Lo interesante es poner atención, darte cuenta de cómo te está afectando y qué impacto tiene en los demás cada conducta que tienes. Piensa qué pasaría si la cambiaras. Prueba a ver, seguro que te sorprendes para bien.

 

Aldara Martitegui

 

 

 

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