Creencias limitantes en el periodismo del siglo XXI

Como en todas las profesiones las hay y además muchas. Creencias personales (mías particulares sobre la profesión) y generales (comunes a la mayor parte de los periodistas ) que nos limitan en el ejercicio libre y responsable de esta profesión y en nuestro bienestar y felicidad. Luego pongo algún ejemplo; primero me gustaría explicar en un parrafito qué son las creencias y cómo se forman.

Las creencias son juicios inconscientes profundamente arraigados que consideramos certezas, es decir, consideramos que son una realidad. Esto ocurre porque de una experiencia vivida repetidamente, sacamos una determinada conclusión que en otros contextos nos servirá como patrón para generalizar y, ahí es nada, ya tenemos una creencia nueva.

Cuando Marcos dijo en casa que quería estudiar periodismo sus padres le dijeron esto:

-“Pero hijo, estudia otra cosa que el periodismo es muy bonito pero no vas a poder vivir de eso, que está muy mal pagado”.

Luego, el primer día de clase en la facultad su profesor de redacción periodística les soltó la siguiente perla:

– “Que os quede claro y desde el primer día os lo digo, que el periodismo es una profesión muy mal pagada”.

Marcos no tuvo más que mirar a su alrededor para comprobar con un par de ejemplos reales que era bastante cierto lo que decían sus padres y su profesor ( su vecino el de arriba estudió periodismo y estaba en paro y su prima también periodista llevaba años con contratos temporales ganando poco y trabajando mucho). Con esto ya tenía suficiente experiencia para generalizar y así formarse la creencia (inconsciente) de que “el periodismo está muy mal pagado” (ojo que esta es una creencia de Marcos, es posible que haya muchos otros periodistas que también lo crean pero también habrá otros que no).

Cuando Marcos se incorporó al mundo laboral y le ofrecieron un sueldo que consideraba bastante bajo a juzgar por la cantidad de horas que tenía que trabajar ¿qué pensáis que hizo? obviamente aceptó.

Unos años después sus jefes le reconocieron su talento y su profesionalidad y le ofrecieron un puesto de mucha más responsabilidad pero con un mínimo aumento de sueldo. Marcos aceptó y ni siquiera se planteó la posibilidad de pedir el sueldo que creía que se merecía porque para él “el periodismo está muy mal pagado”. Esa creencia en su caso actuó a modo de profecía autocumplida.

En la actualidad Marcos va a trabajar cada mañana, enfadado, desmotivado y con una profunda sensación de que se está ejerciendo sobre él una gran injusticia. Su creencia de que  “el periodismo está muy mal pagado” es en el caso de Marcos, muy limitante, porque le ha llevado a vivir su profesión desde la frustración.

El problema de las creencias limitantes no es que existan (es natural que las tengamos) el problema es que vivamos ciegos a ellas, que seamos incapaces de desafiarlas porque ni siquiera somos conscientes de que las tenemos…y en el periodismo igual que en todas las profesiones tenemos muchas. ¿Se os ocurre alguna  que queráis desafíar?

 

Aldara Martitegui

 

 

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