Yo tenía una creencia sobre el periodismo: “No hay nada que yo pueda hacer para cambiar la realidad periodística de mi país.”

Durante años, esa creencia (que como tal para mí era la realidad) me hizo sufrir mucho porque me sentía muy frustrada en mi profesión. Consideraba que la información había que tratarla de una determinada manera, pero en mi trabajado me veía obligada a hacerlo de otra que no me parecía la adecuada. Mi visión era además compartida por algunos compañeros del mío y de otros medios. Principios básicos como la imparcialidad, la búsqueda de la verdad o el compromiso social sonaban a chino en muchas redacciones de periódicos, radios, televisiones…La presión de las audiencias y las tiradas es fuerte, no lo pongo en duda, pero por entonces yo pensaba que más fuertes deberían ser los valores de esta profesión. Yo misma llegué a calificar mi postura de idealista, pero no por eso la situación dejó de causarme tristeza. Al contrario.

A la larga me las ingenié para hacerme insensible a esa tristeza, frustración y decepción. Conscientemente decidí resignarme y puse mi atención en otros asuntos (mi doctorado, mi familia…) fue algo así como decirme a mí misma

-“Vale Aldara, las cosas no se pueden cambiar, pero tú no vas a amargarte la vida por eso”.

¡Uy que no!

Porque ese “resignarme” fue como poner un parche cada día. Al final la rueda termina por pincharse del todo y eso es lo que me pasó, que pinché.  En mi callejón había dos salidas: la primera dejar el periodismo y dedicarme a otra cosa, la segunda desafiar mi creencia y transformarla en: “No me gusta el periodismo que se está haciendo en este país, sin embargo yo SI puedo hacer muchas cosas por cambiarlo”. Así nació The Coaching Post.

Claro que, todo depende de los ojos con los que se mire: Habrá algunos que digan que este proyecto no va a cambiar nada. No importa. Yo confío en cambiar muchas cosas, pero también asumo que el impacto de The Coaching Post puede no ser muy fuerte en términos globales. Tampoco importa. Si sólo consigo que unos pocos le den una pensada a “para qué” somos periodistas me basta; si sólo consigo que unos pocos vuelvan a motivarse en su trabajo y a vibrar al escribir una noticia, también me basta. Sólo por esos pocos habrá merecido la pena meterme en este jardín.

 

Aldara Martitegui